Juana Azurduy

Juana pudo ser una vecina de nuestros barrios. Una mujer como tantas otras. Una mujer de pueblo. La vida, el destino, la llevaron a ser la mejor guerrillera que hayan conocido estas tierras para defender la libertad del Alto Perú (Bolivia).
Amiga, amante, socia de Manuel Asencio Padilla (su esposo), guerreó con él, y cuando él murió, juró sobre su tumba luchar hasta el final. La cabeza de Manuel fue puesta en la plaza de una ciudad para escarmiento; Juana con sus fieles compañeros la rescataron de manos de los españoles.
Su tropa estaba compuesta de indios e indias, mestizos y mestizas, negros y negras, y combatieron a los españoles primero en el Alto Perú, formando un ejército de 6.000 hombres y mujeres, y luego de muerto Manuel, bajó a Salta a seguir peleando con Güemes.
Belgrano la nombró Teniente Coronela del Ejército Argentino. Dos veces con su marido sitiaron Chuquisaca y en la segunda vuelta, los españoles lograron romper el sitio y huyendo, se separa de Manuel, y se interna en una zona pantanosa junto a sus cuatro hijos. Cuando Manuel llega a rescatarla dos de ellos habían muerto, Manuel y Mariano, y al poco tiempo mueren los otros dos de fiebre y diarrea, Juliana y Mercedes. La única hija que sobrevivió a Juana fue Luisa, quien la acompañó hasta sus últimos días.
Todo lo dio por la libertad y por la Patria, nada se guardó para ella.
Una mujer simple, como cualquier vecina de nuestros barrios, como cualquiera de nosotros, que en el momento del llamado respondió y nunca dudó qué era lo importante, lo principal, lo único que no se podía perder.
Por Mujer y por Pueblo, no es reconocida por la historia oficial argentina, pero es una de nuestras heroínas más importante. Honremos a Juana Azurduy, por amiga, por madre, por coronela y sobre todo porque nunca se conformó con la comodidad y se organizó y peleó por una sociedad más justa, como cada una y cada uno de quienes trabajan en los barrios.
Honremos y recordemos a Juana Azurduy, quien pudo ser nuestra vecina…

Fuente: HB 123 – Año 2014