Los mártires del Concilio Vaticano II

El sábado 27 de Abril compartimos en La Rioja, con 30.000 peregrinos de distintos lugares de nuestra Patria, la ceremonia de beatificación de cinco mártires riojanos, argentinos, hoy universales: el Padre Obispo Enrique Angelleli, los sacerdotes Gabriel Longeville y Carlos de Dios Murias y el laico Wenceslao Pedernera.

Todo se vivió en un clima de encuentro y de fiesta. Fueron nutrientes las charlas y los testimonios de quienes compartieron la entrega y la generosidad de estos hombres, que dieron la vida anunciando la Buena Noticia de Jesús. Estaban parados sobre la realidad del tiempo histórico que les tocó vivir y se jugaron para transformar esa realidad desde una mirada evangélica. Había que ser comunidad. Y la vida cotidiana, con sus sueños y sus luchas, se desarrollaba en la construcción colectiva de una sociedad con justicia, en la que todos pudiesen vivir dignamente.

 

Durante el viaje de vuelta las conversaciones giraban sobre cuánto nos había movilizado todo lo vivido. Desde la ternura y el cariño con que fuimos recibidos hasta la necesidad de preguntarnos cuáles son los caminos para hacer fecunda hoy la siembra de Enrique, Carlos, Gabriel y Wenceslao. Son los mártires del Concilio Vaticano II. Vivieron en tiempos difíciles que mucho tienen en común con este tiempo. Es un desafío, para la Iglesia y para todas las personas de buena voluntad, creyentes o no, que buscan la paz con justicia y amor, volver a retomar  después de cincuenta años la palabra del Concilio, que nos pone en clave de co-responsabilidad en la transformación de la realidad para alcanzar una Patria con Justicia Social como tod@s merecemos.

“Sigamos andando nomás” “con un oído en el pueblo y otro en el Evangelio”…como nos enseñó Mons. Angelelli y como lo entendieron los sacerdotes Carlos y Gabriel y el laico Wenceslao, casado y padre de familia. Que su martirio no quede en la conmemoración y el recuerdo. Hoy nos toca a nosotr@s hacer Vida el fruto de su generosa entrega.