Un hábitat adecuado constituye un aspecto fundamental para el desarrollo de una infancia saludable con ejercicio pleno de sus derechos.
Por eso, cada uno de los proyectos implementados por Madre Tierra se enmarca en el reconocimiento del derecho a la tierra y la vivienda como componente central de los derechos de las niñeces.
Con el objetivo de avanzar hacia un hábitat adecuado para las infancias, desde julio de 2019 Madre Tierra motoriza, en un esfuerzo colectivo y mancomunado, los “Consejos de Niñas, Niños y Adolescentes” en los Barrios Los Hornos y El Milenio de Cuartel V, Moreno, de los cuales ya participan activamente 21 chicas y chicos.
En ese ámbito, ellas y ellos se reúnen para charlar libremente de todo lo que les pasa, sobre la escuela, el barrio y su derecho a participar. Hay además otros 15 consejos de estas características en la zona de Cuartel V.
HÁBITAT, NIÑECES Y JUVENTUDES
“Con el proyecto de hábitat, niñeces y juventudes estamos desarrollando una experiencia en Cuartel V en articulación con la asociación civil El Arca, que hace años viene trabajando en esta temática”, introduce Sandra Ferreyra, presidenta de Madre Tierra y una de las promotoras de la iniciativa.
A menudo las voces de niñeces y juventudes no son tenidas en cuenta en los procesos barriales. A su vez, quienes están a cargo de las tomas de decisiones gubernamentales suelen desdeñar el potencial de aporte que tienen niñeces y adolescencias en la construcción de un hábitat adecuado para las infancias y juventudes.
En contraposición, “en estos espacios se generan instancias de participación democrática y ejercicio de la ciudadanía para niñas, niños y adolescentes”, cuenta Sandra.
Desde los Consejos de niños, niñas y adolescentes surgen iniciativas concretas para desarrollar en el barrio, siempre desde los intereses, las necesidades y las inquietudes de las chicas y los chicos.
LA MESA DE TRABAJO DISTRITAL
Tras la conformación de los Consejos de niñas, niños y adolescentes, a fines de 2019 se realizó un foro en Cuartel V con la participación de más de 350 chicas, chicos y adolescentes, en el que se empezó a vislumbrar la necesidad de conformar una mesa de trabajo entre las organizaciones abocadas a esta temática.
La normativa vigente indica que en cada uno de los 135 municipios bonaerenses deberían funcionar Consejos municipales de niños y niñas. La realidad es que sólo existen en 19 distritos, y algunos se reúnen sólo en forma esporádica.
Ante esta realidad efectiva, las organizaciones, instituciones educativas y algunos dispositivos municipales se sumaron a fines del año pasado a un espacio de trabajo conjunto: la Mesa local de niñeces y juventudes de Moreno.
Desde ese espacio se empezó a desarrollar una agenda común que, en el marco de la pandemia, necesariamente se fue centrando en las urgencias: asistencia por la emergencia alimentaria, acompañamiento ante la emergencia sanitaria y colaboración para la continuidad pedagógica ante la suspensión de las clases presenciales.
“EL AISLAMIENTO NO ES DESAMPARO”
Desde la Mesa de niñeces y juventudes de Moreno se buscó, además, el fortalecimiento de los vínculos: “El aislamiento no es desamparo”, subraya Sandra, haciendo hincapié en la búsqueda de estrategias para que los chicos y chicas no estén -y no se sientan- en soledad.
En este período, la mesa morenense se reunió con autoridades provinciales y municipales en un intento de resolver distintas cuestiones coyunturales, en el marco de la grave crisis socio-económica que atraviesan los territorios y en los que los más perjudicados son niños, niñas y adolescentes.
“Más del 50% de los pibes son pobres”, recuerda Sandra. Añade: “Y están invisibilizados: alguien habla por ellos pero no se escuchan sus voces. La Mesa busca el protagonismo real de las chicas y chicos ejerciendo su derecho a la organización y la participación, como plantea la convención de los derechos del niño”.
El faro de las acciones, el objetivo de la mirada, se sostiene, siempre, en la construcción de un hábitat adecuado para las infancias.
MES DE LAS INFANCIAS
En el mes de las infancias, desde Madre Tierra estamos trabajando sobre los derechos de las niñeces y adolescencias desde la perspectiva del hábitat.
En ese marco, quedan de manifiesto las deficiencias que se acumulan en nuestras comunidades a nivel vivienda, espacios públicos e infraestructura barrial, y que nos alejan del horizonte deseado de un hábitat adecuado para las infancias.
“En general -no en el contexto actual de pandemia- las personas adultas tenemos la posibilidad de desplazarnos, salimos del barrio y nos movemos en otros espacios: lo que no tenemos en nuestro barrio, lo conseguimos en otro”, ejemplifica Sandra.
Acto seguido, pone de relieve un problema marginado del debate público: “Para las chicas y los chicos su radio de acción es el barrio y, en un barrio donde no hay nada para hacer, donde no hay plazas, espacios de recreación, clubes o centros comunitarios, la realidad es más complicada”.
En el mes de las niñeces, desde Madre Tierra creemos necesario contribuir a visibilizar las desigualdades que sufren, así como redoblar los esfuerzos para poner en agenda la necesidad de construir colectivamente un hábitat adecuado para las infancias.
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