Día de las infancias: los (relativamente) nuevos términos del lenguaje y qué perspectivas habilitan

Las palabras que usamos para nombrar el mundo influyen en la forma que tenemos de comprenderlo. Si no se nombra no existe. En este sentido, desde Madre Tierra, consideramos a las infancias como algo múltiple y cambiante. Y celebramos el uso del “Día de las infancias”, en contraposición a lo que se puede concebir cuando pensamos en el “Día del Niño”. En esta nota abordaremos un recorrido temporal por la disputa del término y por los derechos. Podés leer más sobre infancias y el trabajo de Madre Tierra haciendo click acá.

El lenguaje, como convención social y práctica cultural, muchas veces cristaliza y reproduce desigualdades, es por eso que es tan necesario poder nombrar nuevos horizontes que, incluso, ya están sucediendo. En este sentido, en 2020, el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, a través de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (SENAF), comenzó a nombrar la festividad como el “Día de las infancias” y a hacer una política pública de algo que ya estaba atravesando a la sociedad.

El comienzo de la festividad

Originalmente, el día del niño comenzó a celebrarse en 1954. Una declaración de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas fue la que instituyó el día con el objetivo de promover el bienestar de lxs niñxs. A partir de esa fecha, los distintos países eligieron un día para celebrarlo y hoy en día, en Argentina, se festeja el tercer domingo de agosto.

Si no lo nombramos, no existe

Las organizaciones que, como Madre Tierra, venimos trabajando con niñxs y adolescentes entendemos que la lucha por los términos es tan importante como la de los derechos. El término infancias pone de manifiesto que no hay una única forma de transitar la niñez. Y que, por sobretodo, englobar tantas prácticas y sentires diversos bajo el paraguas “niño” carece de todo sentido. Donde quedan las niñas, las diversidades, los pluralismos, las vivencias territoriales, y demasías.

Se viene a dar una batalla por dejar de utilizar conceptos como las infancias únicas. Desde Madre Tierra siempre buscamos que se escuchen sus voces, es mucho lo que tienen para decir porque los cambios sociales y culturales de este último tiempo son muchos. Y no solo desde esa perspectiva hablamos de infancias múltiples. Las infancias no solo existen en buenos aires y en los centros, sino que son tan diversas y heterogéneas como territorios hay en nuestro país. Abrirnos a nuevos términos es abrirnos a pensar nuevas formas de habitar.

A nuevos tiempos, nuevas disputas

De esta manera, desde Madre Tierra comprendemos que, lxs niñxs, como categoría y como construcción social e histórica se han transformado. A lo largo del tiempo y de las distintas latitudes han recorrido distintos caminos. Claramente no es lo mismo una persona de 5 años en la Edad Media en Europa que una del Siglo XIX, ni tampoco de una infancia de hace 30 años. Los tiempos han cambiado abruptamente en las últimas décadas. Por lo tanto, es necesario dejar de pensar en un modelo único y homogeneizante. Hoy atravesamos un contexto de ampliación, de diversidades. Un concepto de infancias que contiene capas de complejidad y de pluralidad.

Teniendo en cuenta que muchas veces el lenguaje refuerza estereotipos y desigualdades se hace necesario ampliar la mirada más allá de los binarismos para incluir a las infancias en sus múltiples diversidades. Y también es necesario seguir construyendo un camino para la ampliación de derechos de las infancias. Por esto, en Madre Tierra, transitamos las infancias desde las perspectivas de los derechos a un hábitat adecuado: que incluya la vivienda, la recreación, la salud, la alimentación y los derechos.



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