Pensar el hábitat desde la perspectiva de las niñeces y las juventudes

En los meses de festividades del día de las infancias y del día de los y las estudiantes buscamos abordar las temáticas de las juventudes. De la mano de una de nuestras compañeras de Madre Tierra, Gisele Bravo, nos dedicamos a pensar las juventudes desde la perspectiva de la educación popular, desde una mirada formada en este sentido y que a lo largo de su carrera ha acompañado los procesos de las niñeces y juventudes en los barrios. 

Desde Madre Tierra le preguntamos a Gisele sobre varios temas y hoy les compartimos sus respuestas. 

¿Cuál es tu formación y cuál ha sido tu recorrido laboral relacionado con el tema de niñeces e infancias?

Trabajo en Madre Tierra desde 2019 en el Consejo de niñes y jóvenes de Cuartel V, Moreno, en el Área de Infancias y Juventudes de Madre Tierra. Trabajé anteriormente en el Área de Comunicación, en el Programa Haciendo Barrio y acompañando el Área de Comunicación y Capacitación entre los años 2011 a 2013. Soy Trabajadora Social y me desempeñé en el Área de Atención Primaria de la Salud, en políticas de Niñez y Juventud y en Desarrollo Social en los municipios de Morón y Merlo. 

Contanos cómo es el trabajo de Madre Tierra con las infancias y juventudes. ¿Cómo empieza? ¿Cuál fue el puntapié para que la organización comience a trabajar con juventudes e infancias?

En Madre Tierra se comienza este proyecto con el fin de darle un lugar más protagónico a las niñeces y juventudes en el marco del trabajo que está organización viene llevando a cabo desde hace más de 30 años. Sí bien el trabajo que realizó y que realiza siempre tuvo incidencia en la vida de las niñeces y adolescencias, hasta ese momento, había sido desde la perspectiva del adulto y la adulta que interpretaban esos intereses y necesidades y no, directamente, trabajando con niños, niñas y adolescentes. Se los representaba en referentes o dentro del colectivo familias. Por lo que, esta es una nueva propuesta que vino a cambiar un poco el paradigma del adultocentrismo. Y a poner a las infancias y juventudes en un rol más protagónico en la construcción y la creación de sus hábitats donde viven, transitan y crecen, donde tiene que haber lugar para el goce, para el disfrute, para el juego, para un desarrollo saludable. Se viene a correrlos de ese lugar secundario en la construcción de las ciudades y ponerlos en un lugar de paridad, dado que tanto los adultos y las adultas como las niñeces, adolescencias y juventudes habitan en la misma medida los barrios, las ciudades y sus comunidades.

¿Cuáles son las principales actividades que realizan con las juventudes y las infancias? ¿Cómo es trabajar con ellos y ellas? ¿Qué demanda principalmente?

Esto es un desafío y un trabajo cotidiano, ya que las niñeces y las juventudes, socialmente, tienen muy instalada la idea de que la voz del adulto y de la adulta es la voz válida para la política pública, para opinar y, por supuesto, para la toma de decisiones. Se trabaja en estándares de comunicación amigables con instancias gubernamentales pero también con instituciones y organizaciones de la comunidad. Los Consejos son espacios de reunión semanal que tienen el acompañamiento de educadoras y educadores. Se reúnen con una modalidad de asamblea y con el fin de poder problematizar la vida de las niñeces y juventudes: problematizar sus barrios y comunidades y poder tener participación política e incidencia en la transformación de los lugares que habitan las infancias. Son espacios de encuentro super necesarios. Sobre todo, en un lugar como este, en una localidad como la de Moreno donde la post-pandemia agravó muchas de las situaciones que las niñeces y las juventudes estaban transitando. 

En cuánto a la alfabetización, ¿que observás? ¿Qué impacto tuvo la pandemia y ahora la post-pandemia? ¿Qué lugar y qué rol tiene el goce en las juventudes e infancias de los barrios, como el deporte, las actividades culturales y el juego?

En lo que respecta a educación, era una de las preocupaciones que las niñeces y las juventudes planteaban en los espacios de encuentro en pandemia y post. Si bien en la post-pandemia nos pudimos volver a encontrar presencialmente, ya era una inquietud que se venía planteando anteriormente. 

Las condiciones de educación del distrito y de Cuartel V, en particular, preocupan. No solo la falta de escuelas sino también, las consecuencias de la post-pandemia que pudieron mostrar que muchas niñeces y juventudes tienen dificultades para leer y escribir, incluso a edades avanzadas también. Esta fue una de las situaciones más problemáticas de la post-pandemia en la que Madre Tierra y otras organizaciones comenzaron a trabajar profundamente a través de una Campaña de Alfabetización.

La vuelta a la escuela en la post-pandemia, más la crisis económica, hizo que muchas y muchos adolescentes y jóvenes tuvieran que acompañar a la economía familiar con trabajo o con tareas asignadas dentro del hogar. Eso hizo y hace que la organización familiar se haya visto muy alterada y que la educación y la escuela queden en un lugar muy secundario. Tiene que volver a ser una prioridad para las infancias y las juventudes porque es su derecho. Al igual que recuperar los espacios de juego, los espacios culturales, los espacios físicos y el tiempo. 

El encierro en la pandemia también avanzó negativamente sobre los derechos de niñas, niños y jóvenes porque al reestructurarse la organización familiar, muchos jóvenes asumieron tareas de cuidado de familiares como hermanas, hermanos, adultas y adultos mayores. Esto también atenta contra las infancias porque muchas veces no disponen de sus tiempos, ni dentro ni fuera de su hogar. Entonces es necesario recuperar esos espacios: físicos y temporales. Para que ellos y ellas puedan desarrollar sus infancias y juventudes de una manera más saludable. Dentro de sus casas, en los barrios, en las comunidades, en las ciudades: en todos los espacios donde habitan las infancias. 

Por último, desde sus vivencias, cuando no hay escuelas suficientes en sus comunidades, a las pibas y a los pibes, les implica tener que ir a una escuela que queda muy lejos para poder hacer un Ciclo Superior o tener que habitar aulas superpobladas. Se crean turnos nocturnos porque un mismo edificio no puede alojar tantas instituciones. Entonces, ponen en turnos nocturnos a las secundarias, lo que implica que chicas y chicos tengan que tomarse un colectivo a las 6 de la tarde y volver a las 10 de la noche para poder terminar un Ciclo Superior. Y a esto se suma el tema de la alfabetización: los chicos y las chicas, cuando tienen edades avanzadas y no han podido aprender a leer y escribir sienten mucha vergüenza. Les produce mucho rechazo ir a la institución educativa, porque no está preparada para poder atender estas situaciones. Y así, los alejan de sus intereses, de poder ir a la escuela y les produce vergüenza. No pueden, muchas veces, conectarse con un afuera que está qué está preparado solo para personas que saben leer y escribir. Entonces es muy difícil socializarse cuando cuando uno no está alfabetizado en tempranas edades. Es muy difícil y hace que las niñas, niños, adolescentes y las y los jóvenes que están en esa situación estén muy vulnerables.

 

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