Un mundo desigualmente distribuido: un recorrido en el tiempo y el territorio argentino

La población del mundo crece rápidamente, el mundo no. El mundo se distribuye y la gente en él, también. La gente se concentra cada vez más en las ciudades: miles y miles de personas. Millones en un ínfimo porcentaje del territorio, en pequeños pedacitos de tierra: inhóspitos, insalubres, hacinados, aislados, en peligro. En el marco del Día internacional del hábitat reflexionamos sobre los 10 años de la Ley 14449 de Acceso justo al hábitat.

El reparto de la tierra en Argentina

En la República Argentina, hoy viven casi 46 millones de personas en un territorio en suma 278 millones de hectáreas. Sí lo dividimos, daría un total de 6 hectáreas por habitante. Y nos preguntamos, ¿quién se quedó con las tierras?, ¿cómo fue que sucedió?,  ¿qué rol tuvo el Estado en ese reparto?, ¿quiénes se beneficiaron y a costa de qué?

Podemos pensar múltiples respuestas, pero comencemos con un poco de historia. Un origen posible para abordarlo puede ser con la historia de Bernardino Rivadavia, quien, a través de su ley de enfiteusis, planteó el alquiler de la tierra ya que no se podía vender por estar en garantía por el préstamo de la Baring Brothers. En 1815, Artigas establece el reglamento provisorio que les saca la tierra a las oligarquías y se las da a los pobres. Luego, Rosas saca la garantía de la tierra y empieza a repartirla y venderla a todos los federales que en ese momento eran amigos del gobierno. Mitre, Avellaneda y Sarmiento delinearon aquello que nos marcó a fuego como país: el modelo agroexportador. Para ello armaron lo que la historia oficial ha denominado como la campaña del desierto. Eso le produjo a la República Argentina, 8 millones y medio de hectáreas, que se las quedaron, en definitiva, 400 familias.

Las políticas de erradicación

La injusta y dispar distribución de la tierra produjo que la gente expulsada del campo (porque ya no había tierra ni trabajo), se viera obligada a mudarse a la ciudad en busca de un futuro mejor. Pero el proceso de industrialización de la ciudad no planificó cómo cobijarlos. Las villas se configuraron en trazas irregulares e intrincadas, en donde el espacio fue aprovechado al máximo: pasillos estrechos entre castilla y castilla, construcciones precarias, hacinamiento. El objetivo original, no era crear un barrio, sino encontrar un lugar dónde vivir hasta conseguir algo mejor. Sin embargo, con los años, dejó de pensarse como un lugar de paso y se convirtió en un lugar definitivo.

Los countries y los asentamientos

Los primeros asentamientos tuvieron lugar en 1981, en los terrenos de la zona sur de Gran Buenos Aires, trasladándose luego al oeste. Tenían como objetivo central la construcción de un barrio y estaban basados en una estructura de solidaridad territorial. En esos años, notamos que hubo avances y se generaron leyes para hacer más participativa la gestión de las políticas de hábitat. Pero, por otro lado, en la misma época se reforzó la ley penal para castigar con dureza el delito de usurpación. Comenzaron los negocios millonarios de la compra y venta de terrenos en los barrios cerrados. Este fenómeno que se dió en el segundo anillo del conurbano, comenzó a explotar en los años 90, como consecuencia del cambio de modelo social, político y económico que había sufrido nuestro país tras la dictadura militar. Los countries, hoy en día, siguen afectando la circulación de las personas con muros perimetrales que cortan los caminos y la comunicación entre barrios.

Las políticas integrales de hábitat

A partir de 2003, el nuevo gobierno reactivó la obra pública, generando empleo y nuevas viviendas. Se incorporaron movimientos sociales al diseño de programas para fomentar la inclusión. En los 12 años de gobierno de Néstor y Cristina se llevaron a cabo políticas que sumaron derechos para cada argentino y argentina. En materia de hábitat se construyeron entre 800 mil y 1 millón de viviendas en todo el país, se produjo una fuerte inversión en obra pública que permitió mejorar caminos, construir escuelas y universidades para que todos tengan acceso a la educación. También se construyeron hospitales, se mejoraron los servicios básicos como gas, agua y cloacas para millones de personas y se lanzó una línea de créditos para la vivienda unifamiliar y propia conocida como Procrear. Este conjunto amplio de políticas dirigidas al sector popular cambiaron sustancialmente la vida de millones de personas y por eso se las conoce como políticas integrales de hábitat.

El Hábitat es ley

Fruto del esfuerzo y la experiencia popular, en el 2012 se sancionó la ley de Acceso Justo al Hábitat. La ley promueve el derecho a la vivienda y a un hábitat digno de todos y todas las habitantes de la provincia. Cuándo en el 2004, las organizaciones populares empezaron a reunirse, empezó a surgir la idea de que teníamos que ir a fondo, a tratar de lograr cambios estructurales de la política de hábitat, de la política de vivienda, que ha sido una política muy tradicional, muy conservadora a lo largo de la historia. En el 2009 empezamos a pensar distintos avances de lo que después fue la ley. 

El resto de la historia sigue escribiéndose en el presente. Sí querés conocer más sobre este tema, podés ver nuestros cortos de Habitar la Patria, haciendo click acá o seguirnos en nuestras redes sociales para no perderte nada.




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